Sistemas introvertidos y otras reflexiones

Vaya por delante que utilizo los términos introvertido y extrovertido no según su aplicación humana.

El otro día leyendo esta (esta misma) entrada sobre la OSR, vi que Jordi hablaba con gran tino sobre cómo el espíritu de la OSR se encuentra en la exploración y en utilizar el ingenio y, sobre todo, el entorno, para resolver los problemas, en lugar de usar la ficha de personaje. Justo unos días atrás estaba yo hablando con un colega sobre este mismo aspecto.

En mi ciudad llevo dirijo varias partidas de distintos sistemas. Una de ellas es de Pathfinder, con la que llevamos ya algunos años. Los personajes se encuentran en nivel 16, es decir, niveles de poder que bien podrían calificarse como divinos. Teleportarse, volar, matar gigantes a docenas… parecen los protagonistas de algún mito nórdico. El caso es, que en la última partida que jugamos el entorno no importaba un carajo. Cualquier desafío que no sea directamente combate carece de sentido, ya que con sus talentos lo superarán sin problemas. Y durante los combates, los personajes apenas se tienen que preocupar de su entorno, ya que pocas ventajas pueden extraer de él en comparación con los inmensos poderes y capacidades que guarda su ficha.

Por eso digo, que ese es un juego introvertido. Un juego en el que los jugadores no interaccionan con el entorno, sino que pasan mucho más tiempo revisando su ficha, porque en ella está todo lo que puedan necesitar. En cambio, la OSR crea juegos extrovertidos: los jugadores preguntan más sobre su entorno que sobre su ficha. Sabes que estás en un juego OSR cuando ante un conflicto los jugadores, en lugar de revisar su ficha o comenzar a preguntar por tal o cual capacidad, lo primero que hacen es preguntarle al máster dónde están.

Un juego extrovertido le da tanto peso al escenario como al personaje. En Pathfinder, y a estos niveles, los personajes sólo registran su equipo para buscar objetos mágicos y luego consultar un manual en el que ver lo que hacen. En los juegos OSR, sin importar el nivel, una pértiga de 3 metros sigue siendo tan útil como el primer día. En la OSR las respuestas están ahí fuera, y los personajes tienen que buscarlas, mientras que en juegos introvertidos las respuestas están en algún lugar de la ficha, lo que hace que se preste menos atención al resto del mundo.

Creo que mi postura en este caso está bastante clara: de vez en cuando está bien quedarse encerrado en casa consultando olvidados tomos de saber arcano, pero la aventura está ahí fuera.


Comentarios

  1. Interesante.
    Yo dirijo una Grand Campaing (tengo actualmente tres grupos) y uso Pathfinder como sistema, si bien, los jugadores tienden a ver la hoja, como tu dices, creo he logrado hacer que aprendan un poco de la OSR, yo creo firmemente que si bien el sistema siempre apoya a un estilo de juego u otro, no determina realmente el estilo.
    Aunque claro, tampoco dirijo partidas arriba de nivel 12.

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    1. Si puedes evitarlo, no lo hagas, llega un momento en que más parece una especie de partida de ajedrez con explosiones que una partida de rol...

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  2. Se ha dicho muchas veces que casi todas las variantes de D&D petan a partir de un cierto nivel. Que los personajes se hacen demasiado poderosos. En ese sentido me gusta ACKs, donde todos los personajes pueden, como máximo, llegar a niveles 11-14. Y los conjuros de más de nivel 5 son todos rituales, no algo que se pueda lanzar como un conjuro normal. Eso ayuda a mantener un nivel "humano" en las partidas.

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    1. Pues sí, coincido. ACKs he leído poco, aunque me gustó lo que vi. Si bien es que yo ahora estoy a tope con TyG y claro, no creo que tenga muchas oportunidades de jugar ACKs a fondo XD

      En mi caso, tenemos a un personaje en mesa ya cerca del límite (Fama de Victorioso, que viene a ser nivel 7 de 10) y aunque es muy poderoso, el otro día se empeñó en ponerse frente a una carga de caballería y... en fin, que casi no lo cuenta, se tuvo que retirar con el rabo entre las piernas.

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  3. Interesante reflexión. Coincido completamente con tu percepción, y personalmente, para mí la experiencia lúdico rolera de los juegos de rol en la línea de D&D tiene que ver más con esa extroversión, que con la introversión que los tiende a convertir en juegos de mesa tácticos.

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    1. Exploramos mundos fantásticos, es verdad que es ahí donde los juegos de rol brillan. La experiencia de un combate épico te la va a dar mucho mejor un videojuego, con números más gordos y mecánicas más variadas. Que de vez en cuando mola echarse una partida así, pero donde esté la exploración...

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